La venganza
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La venganza
Hola, decidí volver al guionismo con este texto, no está muy bien, ya perdí la experiencia y eso es un pokín larga:
Ya hace tiempo, cuando el mundo estaba en guerra, una pareja de un pequeño pueblo llamado Nolegar, decidió ir a vivir a las montañas blancas del sur de Asia, antes de que las malvadas tropas inglesas arrasaran su vivienda.
La pareja era joven, la mujer se llamaba Vawhima y el hombre Leboer, se pasaron años viviendo en aquellas montañas hasta que tuvieron hijos, una niña llamada Sickela y un niño llamado Sckerler.
Un día, Leboer se levantó temprano y decidió ir a buscar reservas de comida para mantener a su familia, pero no contaba en que la guerra no hubiese acabado, y justo al bajar se encontró con treinta hombres armados que le torturaron hasta que murió.
Su familia tardó mucho en enterarse de lo ocurrido, y Vawhima tubo que mantener a sus hijos dejando ella de comer, hasta que un día se desmayó y no se volvió a levantar.
Desde entonces Sickela y Sckerler vivieron solos durante seis años. Y se dedicaron a la agricultura consiguiendo comida en lo campos que tenían en las montañas, pero cometieron un error, se creían que nadie les encontraría, pero un día como otro cualquiera un hombre malvado llamado Blather puso veneno en una cuantas hortalizas.
Y cuando Sckerler fue a coger todo lo sembrado, cogió una zanahoria del campo envenenado y al volver a casa empezó a tener dolores de cabeza y de barriga, hasta que, enfermó y pasó su último tiempo de vida en la cama, y al día siguiente Sickela fue a darle una pócima curativa pero lo encontró muerto.
Al verlo, Sickela se cayó al suelo llorando, y desde entonces ella no se dedicó más a la agricultura y bajó las montañas en lado opuesto a la guerra para así, llegar a un lugar desconocido para ella, al llegar recogió toda las reservas que pudo para aguantar un tiempo limitado para sobrevivir en las montañas, y cogidas las reservas regreso a su vivienda.
Cuando llegó encontró una especie de meteorito hincado en los viejos campos, y fue a ver lo que era, había algo dentro de la piedra, un trozo de material desconocido de un color azul celeste, que cuando se dispuso a cogerlo se partió en dos trazos, y sacó un liquido espeso.
Esa especie de piedra resultó ser un huevo de un animal muy extraño, como un león con alas y una cola de dragón, Sickela no tenía habla al ver aquella criatura tan extraña, y pensó que sería peligrosa y ella se apartó de la bestia pero el animal resultó ser inofensivo mostrando un gesto amigable.
Sickela decidió cuidarla y la alimentó de las ratas y cucarachas que había por la casa. Sickela decidió llamar Satheric al animal.
Iban pasando los años y Satheric se hacía mayor, su plumaje se formaba con un color rojo oscuro, sus alas se hacían suficiente grandes para volar y sus pezuñas empezaban a ser muy afiladas y con un color dorado.
Cuando Satheric se volvió adulto descubrió unos poderes que le eran muy útiles, uno era el poder volar, otro escupir fuego y el de poder comunicarse con Sickela cuando lo necesitase.
Y cuando Satheric aprendió a hablar con Sickela le explicó todo lo que pasó en la muerte de su hermano, le dijo quien lo hizo y como lo hizo.
Y así Sickela preguntó a Satheric:
- Sickela: Y, ese hombre... ¿Quién es?
- Satheric: Es Blather un gobernador de un pueblo imperial, no estoy seguro pero creo que se llamaba Warmain.
- Sickela: Pues necesito que me hagas un favor. Necesito que me lleves al pueblo donde vive ese tal Blather para vengar a mi hermano y proclamarme la gobernadora de ese país.
- Satheric: De acuerdo pero antes tendremos que conseguir reservas para aguantar todo el viaje.
Cuando ya cogieron todas las provisiones emprendieron un largo camino hacia Warmain, tardaron días en llegar, pero cuando estuvieron allí fueron hacia el palacio de Blather.
Al encontrarlo, vieron sus grandes tropas y sus armas poderosas haciendo un efecto hacia Sickela y Satheric que deseaban echarse atrás, pero con el largo viaje que habían empezado no se podían rendir ahora, y se prepararon para luchar contra todo el ejercito de Blather.
Al día siguiente a Sickela se le ocurrió hacer una gran coraza dorada para Satheric y una armadura para ella, el trabajo le duró horas, pero valió la pena.
Cuando ya estaban lo suficiente capacitados como para enfrentarse a Blather, se pusieron sus armaduras y fueron en dirección al palacio de Blather.
Al llegar, esperaron a la noche para infiltrarse en el palacio, y al llegar la noche se metieron por la parte superior del palacio, pero Sickela, que iba sin precaución de los guardias se le cayó su espada y bajo a recogerla pero ya era tarde la habían visto, y subió a la espalda de Satheric y los guardianes fueron a por ellos, cogieron sus caballos y les persiguieron por todo el bosque hasta que Satheric ya muy cansado paro y Sickela le dijo:
- Sickela: Tranquilo, yo me encargaré de ellos.
- Satheric: No, no te dejaré ir sola, los dos estamos en esto.
- Sickela: Está bien, ayúdame quemándolos y dejándolos paralizados con tu fuego.
- Satheric: Vale, pero prométeme que irás con cuidado.
- Sickela: Te lo prometo.
Después de esto pararon, y Sickela, de un gran salto, saltó de Satheric, sacó su espada y se fue corriendo hacia ellos a pesar de que fueran doscientos hombres, ella luchó en desventaja, con solo una espada, pero al final salió victoriosa, y después de esto dio las gracias a Satheric.
- Gracias por tu ayuda, formamos un buen equipo.
- Sickela, no cantes victoria, aun queda mucho por hacer.
Y dicho esto volvieron a las montañas donde habían estado esperando hasta la noche, pero al llegar encontraron todas sus cosas removidas y destrozadas, se giraron y vieron a unos hombres vestidos de negro como a los que habían vencido, pero había un hombre, que no iba como los demás, vestía con una armadura plateada, una capa negra y un casco plateado, el resto del cuerpo lo llevaba blanco.
Satheric, al ver a ese hombre, le explicó a Sickela quien era ese hombre.
- Satheric: Sickela, ese hombre, es el malvado Blather.
- Sickela: Así que ese es el asesino de mi hermano, pues me las pagarás, me vengaré.
Blather no se intimidó lo más mínimo, sino al contrario se echó a reír, y le dijo a Sickela.
- Blather: ¿ De verdad crees que una insolente niña como tú, me puede vencer? Si eso es lo que piensas, vas muy equivocada.
- Sickela: Es muy fácil hablar pero, no es tan fácil hacerlo.
- Blather: Está bien, te dejo ir ahora que puedes, pero si a la mañana siguiente no te has ido de Nolegar, te retaré a un duelo de jinetes.
- Sickela: Está bien pero prepárate para ser derrotado.
Dicho esto, los hombres de Blather volvieron al palacio y prepararon a su mejor dragón para la batalla.
Sickela y Satheric no se iban a rendir y mejoraron sus armas y volvieron a blindar las armaduras de metal plateado que tenían.
Cuando ya oscurecía Sickela y Satheric se pusieron muy serios, y cuando ya se habían preparado se fueron a dormir.
Justo al dormirse, Blather y sus hombres fueron hasta Sickela y Satheric, sin hacer ningún ruido.
Cuando llegaron quitaron todas les quitaron todas las armas y se las llevaron a su palacio para usarlas contra ellos.
A la mañana siguiente, Sickela y Satheric se levantaron y fueron a coger las armas para preparase a la visita de Blather, pero cuando abrió el saco donde las escondía no había nada, ni un simple escudo.
Ellos se pusieron nerviosos y cuando llego Blather los cogió y se los llevo a su palacio, los metió en una especie de gran sala.
- Sickela: ¿Dónde estamos? ¿Qué es esto?
- Blather: Estáis en un campo de batalla, aquí es donde lucharéis contra mí y mi dragón.
- Sickela: Tú, tú eres el que nos ha robado las armas.
- Blather: Pues claro, ¿o te crees que me iba a arriesgar a ser derrotado?
- Sickela: No nos vencerás, tenemos algo que tú no tienes.
- Blather: A sí, ¿y qué es?
- Sickela: Valor, es lo que tenemos, una valor muy grande, capaz de derrotarte a ti y a tus tropas.
- Blather: Pues vamos a verlo.
Después de esto vino Blather con su dragón negro y su gran armadura dorada y empezaron a luchar, Sickela no estaba segura de si misma, pero Satheric la animaba y le decía que le podíamos vencer.
La batalla fue brutal, cada golpe que daban era una herida o una lesión, Blather tenía mucha ventaja, su dragón estaba protegido por una coraza de un color rojo sangre y él estaba cubierto con un traje negro y plateado.
Pero, aunque Sickela y Satheric no llevaran espadas o armaduras, estaban igual de capacitados como ellos, por eso no se rindieron y lucharon durante horas.
Cada error que cometía el adversario lo aprovechaban, pero el error más grande lo cometió Blather, deslizando la espada por el costado de Sickela mientras Satheric con sus garras la atrapaba haciendo así que Blather se cayera de su dragón y dejándole en desventaja.
Sickela, al caer Blather, no fue a por él, sino a fue a por su dragón, para no tener ningún problema a la hora de matar a Blather, aunque su dragón fuese más rápido Sickela lo atrapó y con la espada que tenía en su mano le cortó la cabeza al dragón dejando a Blather ante ellos.
Cuando ya lo mató bajo de Satheric y se acercó a Blather y le dijo.
-Sickela: Nunca deberías haber matado a mi hermano ahora yo me vengaré
cumpliendo mi promesa de hacer un escarmiento matándote y quemándote con las llamas de Satheric y repartiendo tus cenizas por todo el mundo.
Dicho esto, Sickela cogió la espada y le cortó la cabeza a Blather dejándole tirado en el suelo derramando toda su sangre.
Luego le dijo a Satheric que quemara su cuerpo y que como había prometido esparciera sus cenizas por todo el mundo.
Después de esto se proclamó la gobernadora de Nolegar e hizo una escultura de Blather mientras que Sickela le cortaba la cabeza, con un breve texto que abajo ponía:
“La venganza no hace la paz, simplemente la rompe”.
Ya hace tiempo, cuando el mundo estaba en guerra, una pareja de un pequeño pueblo llamado Nolegar, decidió ir a vivir a las montañas blancas del sur de Asia, antes de que las malvadas tropas inglesas arrasaran su vivienda.
La pareja era joven, la mujer se llamaba Vawhima y el hombre Leboer, se pasaron años viviendo en aquellas montañas hasta que tuvieron hijos, una niña llamada Sickela y un niño llamado Sckerler.
Un día, Leboer se levantó temprano y decidió ir a buscar reservas de comida para mantener a su familia, pero no contaba en que la guerra no hubiese acabado, y justo al bajar se encontró con treinta hombres armados que le torturaron hasta que murió.
Su familia tardó mucho en enterarse de lo ocurrido, y Vawhima tubo que mantener a sus hijos dejando ella de comer, hasta que un día se desmayó y no se volvió a levantar.
Desde entonces Sickela y Sckerler vivieron solos durante seis años. Y se dedicaron a la agricultura consiguiendo comida en lo campos que tenían en las montañas, pero cometieron un error, se creían que nadie les encontraría, pero un día como otro cualquiera un hombre malvado llamado Blather puso veneno en una cuantas hortalizas.
Y cuando Sckerler fue a coger todo lo sembrado, cogió una zanahoria del campo envenenado y al volver a casa empezó a tener dolores de cabeza y de barriga, hasta que, enfermó y pasó su último tiempo de vida en la cama, y al día siguiente Sickela fue a darle una pócima curativa pero lo encontró muerto.
Al verlo, Sickela se cayó al suelo llorando, y desde entonces ella no se dedicó más a la agricultura y bajó las montañas en lado opuesto a la guerra para así, llegar a un lugar desconocido para ella, al llegar recogió toda las reservas que pudo para aguantar un tiempo limitado para sobrevivir en las montañas, y cogidas las reservas regreso a su vivienda.
Cuando llegó encontró una especie de meteorito hincado en los viejos campos, y fue a ver lo que era, había algo dentro de la piedra, un trozo de material desconocido de un color azul celeste, que cuando se dispuso a cogerlo se partió en dos trazos, y sacó un liquido espeso.
Esa especie de piedra resultó ser un huevo de un animal muy extraño, como un león con alas y una cola de dragón, Sickela no tenía habla al ver aquella criatura tan extraña, y pensó que sería peligrosa y ella se apartó de la bestia pero el animal resultó ser inofensivo mostrando un gesto amigable.
Sickela decidió cuidarla y la alimentó de las ratas y cucarachas que había por la casa. Sickela decidió llamar Satheric al animal.
Iban pasando los años y Satheric se hacía mayor, su plumaje se formaba con un color rojo oscuro, sus alas se hacían suficiente grandes para volar y sus pezuñas empezaban a ser muy afiladas y con un color dorado.
Cuando Satheric se volvió adulto descubrió unos poderes que le eran muy útiles, uno era el poder volar, otro escupir fuego y el de poder comunicarse con Sickela cuando lo necesitase.
Y cuando Satheric aprendió a hablar con Sickela le explicó todo lo que pasó en la muerte de su hermano, le dijo quien lo hizo y como lo hizo.
Y así Sickela preguntó a Satheric:
- Sickela: Y, ese hombre... ¿Quién es?
- Satheric: Es Blather un gobernador de un pueblo imperial, no estoy seguro pero creo que se llamaba Warmain.
- Sickela: Pues necesito que me hagas un favor. Necesito que me lleves al pueblo donde vive ese tal Blather para vengar a mi hermano y proclamarme la gobernadora de ese país.
- Satheric: De acuerdo pero antes tendremos que conseguir reservas para aguantar todo el viaje.
Cuando ya cogieron todas las provisiones emprendieron un largo camino hacia Warmain, tardaron días en llegar, pero cuando estuvieron allí fueron hacia el palacio de Blather.
Al encontrarlo, vieron sus grandes tropas y sus armas poderosas haciendo un efecto hacia Sickela y Satheric que deseaban echarse atrás, pero con el largo viaje que habían empezado no se podían rendir ahora, y se prepararon para luchar contra todo el ejercito de Blather.
Al día siguiente a Sickela se le ocurrió hacer una gran coraza dorada para Satheric y una armadura para ella, el trabajo le duró horas, pero valió la pena.
Cuando ya estaban lo suficiente capacitados como para enfrentarse a Blather, se pusieron sus armaduras y fueron en dirección al palacio de Blather.
Al llegar, esperaron a la noche para infiltrarse en el palacio, y al llegar la noche se metieron por la parte superior del palacio, pero Sickela, que iba sin precaución de los guardias se le cayó su espada y bajo a recogerla pero ya era tarde la habían visto, y subió a la espalda de Satheric y los guardianes fueron a por ellos, cogieron sus caballos y les persiguieron por todo el bosque hasta que Satheric ya muy cansado paro y Sickela le dijo:
- Sickela: Tranquilo, yo me encargaré de ellos.
- Satheric: No, no te dejaré ir sola, los dos estamos en esto.
- Sickela: Está bien, ayúdame quemándolos y dejándolos paralizados con tu fuego.
- Satheric: Vale, pero prométeme que irás con cuidado.
- Sickela: Te lo prometo.
Después de esto pararon, y Sickela, de un gran salto, saltó de Satheric, sacó su espada y se fue corriendo hacia ellos a pesar de que fueran doscientos hombres, ella luchó en desventaja, con solo una espada, pero al final salió victoriosa, y después de esto dio las gracias a Satheric.
- Gracias por tu ayuda, formamos un buen equipo.
- Sickela, no cantes victoria, aun queda mucho por hacer.
Y dicho esto volvieron a las montañas donde habían estado esperando hasta la noche, pero al llegar encontraron todas sus cosas removidas y destrozadas, se giraron y vieron a unos hombres vestidos de negro como a los que habían vencido, pero había un hombre, que no iba como los demás, vestía con una armadura plateada, una capa negra y un casco plateado, el resto del cuerpo lo llevaba blanco.
Satheric, al ver a ese hombre, le explicó a Sickela quien era ese hombre.
- Satheric: Sickela, ese hombre, es el malvado Blather.
- Sickela: Así que ese es el asesino de mi hermano, pues me las pagarás, me vengaré.
Blather no se intimidó lo más mínimo, sino al contrario se echó a reír, y le dijo a Sickela.
- Blather: ¿ De verdad crees que una insolente niña como tú, me puede vencer? Si eso es lo que piensas, vas muy equivocada.
- Sickela: Es muy fácil hablar pero, no es tan fácil hacerlo.
- Blather: Está bien, te dejo ir ahora que puedes, pero si a la mañana siguiente no te has ido de Nolegar, te retaré a un duelo de jinetes.
- Sickela: Está bien pero prepárate para ser derrotado.
Dicho esto, los hombres de Blather volvieron al palacio y prepararon a su mejor dragón para la batalla.
Sickela y Satheric no se iban a rendir y mejoraron sus armas y volvieron a blindar las armaduras de metal plateado que tenían.
Cuando ya oscurecía Sickela y Satheric se pusieron muy serios, y cuando ya se habían preparado se fueron a dormir.
Justo al dormirse, Blather y sus hombres fueron hasta Sickela y Satheric, sin hacer ningún ruido.
Cuando llegaron quitaron todas les quitaron todas las armas y se las llevaron a su palacio para usarlas contra ellos.
A la mañana siguiente, Sickela y Satheric se levantaron y fueron a coger las armas para preparase a la visita de Blather, pero cuando abrió el saco donde las escondía no había nada, ni un simple escudo.
Ellos se pusieron nerviosos y cuando llego Blather los cogió y se los llevo a su palacio, los metió en una especie de gran sala.
- Sickela: ¿Dónde estamos? ¿Qué es esto?
- Blather: Estáis en un campo de batalla, aquí es donde lucharéis contra mí y mi dragón.
- Sickela: Tú, tú eres el que nos ha robado las armas.
- Blather: Pues claro, ¿o te crees que me iba a arriesgar a ser derrotado?
- Sickela: No nos vencerás, tenemos algo que tú no tienes.
- Blather: A sí, ¿y qué es?
- Sickela: Valor, es lo que tenemos, una valor muy grande, capaz de derrotarte a ti y a tus tropas.
- Blather: Pues vamos a verlo.
Después de esto vino Blather con su dragón negro y su gran armadura dorada y empezaron a luchar, Sickela no estaba segura de si misma, pero Satheric la animaba y le decía que le podíamos vencer.
La batalla fue brutal, cada golpe que daban era una herida o una lesión, Blather tenía mucha ventaja, su dragón estaba protegido por una coraza de un color rojo sangre y él estaba cubierto con un traje negro y plateado.
Pero, aunque Sickela y Satheric no llevaran espadas o armaduras, estaban igual de capacitados como ellos, por eso no se rindieron y lucharon durante horas.
Cada error que cometía el adversario lo aprovechaban, pero el error más grande lo cometió Blather, deslizando la espada por el costado de Sickela mientras Satheric con sus garras la atrapaba haciendo así que Blather se cayera de su dragón y dejándole en desventaja.
Sickela, al caer Blather, no fue a por él, sino a fue a por su dragón, para no tener ningún problema a la hora de matar a Blather, aunque su dragón fuese más rápido Sickela lo atrapó y con la espada que tenía en su mano le cortó la cabeza al dragón dejando a Blather ante ellos.
Cuando ya lo mató bajo de Satheric y se acercó a Blather y le dijo.
-Sickela: Nunca deberías haber matado a mi hermano ahora yo me vengaré
cumpliendo mi promesa de hacer un escarmiento matándote y quemándote con las llamas de Satheric y repartiendo tus cenizas por todo el mundo.
Dicho esto, Sickela cogió la espada y le cortó la cabeza a Blather dejándole tirado en el suelo derramando toda su sangre.
Luego le dijo a Satheric que quemara su cuerpo y que como había prometido esparciera sus cenizas por todo el mundo.
Después de esto se proclamó la gobernadora de Nolegar e hizo una escultura de Blather mientras que Sickela le cortaba la cabeza, con un breve texto que abajo ponía:
“La venganza no hace la paz, simplemente la rompe”.
PepDracko- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 12/06/2008
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